Carta al Director

Cierto es que El Gueto es una publicación de alto contenido cultural, con un enfoque sociopolítico acorde a los tiempos que corren. Cierto es, agreguemos, que consta de una pluma incisiva, redacción impecable, fotografías que hacen la delicia de los lectores. Mas no podemos dejar de destacar una terrible falencia que no se ha tenido en cuenta a la hora de parir semejante publicación, y es un error básicamente estadístico: El Gueto es una lectura de inodoro, es decir que se lo lee mientras se caga. Pero, trazando un paralelismo, el que se caga en nosotros es usted, señor Director de El Gueto. Se caga usted en el lector al no considerar la frecuencia de emisión de su revista. El Gueto genera adicción, genera tolerancia, entendida ésta como el acostumbramiento y la falta de efecto que se produce luego de consumirse un producto asiduamente. En síntesis, y para no extender la deposición del señor lector, usted nos acostumbra a leer El Gueto cada vez que vamos de vientre, y lo necesitamos más que al mate y/o la mermelada de ciruela. El equipo de científicos que tengo trabajando a mi servicio me informa que la vida útil del pasquín infame que usted dirige es de unos 15 cagos. Considerando un estándar de deposiciones de una vez al día nos da un resultado de 15 cagos por publicación. Ergo podemos afirmar que usted opera cual vendedor minorista de drogas -“puntero” – , es decir: genera la necesidad en el cliente y luego lo extorsiona generándole la imposibilidad de defecar la mitad del mes, en el mejor de los casos. Los abajo firmantes instamos a doblar la frecuencia de emisión de El Gueto, aunque solo sea con fines digestivos. Lo saludo con afecto y estreñimiento.

Don Pablo Emilio Jaimovich Ben Ezer, presidente club de fans de El Gueto zona El Corte, Yerba Buena, provincia de Nueva Orleans.


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